Tu Ángel de la Guarda: Descubre cómo puede ayudarte
Tu ángel de la guarda está contigo siempre, desde el día en que naciste. Cosa distinta es que no hayas notado su presencia nunca. Eso se debe a que no hemos aprendido, en general, a identificar sensaciones y experiencias con nuestro ángel de la guarda. En efecto, pensemos en los síntomas de la gripe o de un resfriado. Cuando éramos pequeños aprendimos a asociar ciertos estados corporales con una enfermedad, la gripe. Así, cuando sentimos dolor muscular, dolor de cabeza, tenemos fiebre, tos, etc. decimos que tenemos gripe. Ahora bien, ¿no sentimos en todo momento estados corporales que no asociamos a nada en particular? Por ejemplo, levantarse con una alegría poco habitual o sentirse en un estado de paz. Son estados corporales y emocionales que, en la mayoría de los casos no sabemos a qué atribuir. Tanto para ti, como para mí y para todo el mundo, bien podríamos atribuirselos a nuestro ángel de la guardia.
Comunicarse con tu ángel de la guarda
Cuestión aparte es comunicarse con el ángel de la guarda, verlo, entender su comportamiento o, simplemente, extraer un patrón de conducta de nuestro ángel de la guarda. En muchos sitios se habla de cómo comunicarse con él, sobre cómo saber qué ángel es, sobre como pedirle ayuda, etc. En nuestra opinión mucho se pide a lo que poco se conoce. En primer lugar, se parte de que el ángel de la guarda tiene forma corporal y atributos personales, en un sentido demasiado literal del término. Los ángeles están con nosotros, pero no en el mismo sentido en el que lo está nuestra pareja. Los ángeles nos acompañan, pero no en el sentido en el que nos acompaña un amigo cuando paseamos. Los ángeles velan por nosotros, pero no en el sentido en el que una madre vela por sus hijos. Y así podríamos continuar con toda clase de ejemplos de este tipo.
Nótese que ocurre algo similar con la gripe. Cuando tenemos gripe el virus siempre nos acompaña, pero no en el sentido en el que nos acompaña un amigo cuando paseamos. En este sentido, la diferencia entre la gripe y los ángeles es que para describir la gripe no utilizamos el mismo vocabulario que para describir los a ángeles. Para los segundos aplicamos un vocabulario personalista, es decir, a los ángeles les atribuimos cualidades personales, tanto a nivel esencial como relacional (esto es, describimos las relaciones entre los ángeles y nosotros en los mismos términos en los que describimos las relaciones entre nosotros y otras personas).
Lo que has de tener claro, en cualquier caso, es que tu ángel de la guarda vive en ti. Si quieres pedirle ayuda no tienes más que actuar con fe en que él te ayudará. Si él considera oportuno ayudarte, entonces aquello que emprendas te saldrá bien gracias a su ayuda. Cuando tengas miedo, piensa que él está contigo, pero en un sentido similar al que la gripe lo está cuando la padeces. Cuando estés triste, piensa que él está contigo, en el mismo sentido en el que lo están los jugos gástricos después de comer.